Las IV. Jornadas Feministas de Euskal Herria han llegado a su fin, pero el fruto cosechado en dos días es palpable ya. La cohesión tan demandada está más cerca en un movimiento feminista que ha salido reforzado, y sobre todo rejuvenecido de estos encuentros.
14/04/2008
BILBO-. El segundo y último día de las IV. Jornadas Feministas de Euskal Herria arrancó pasadas las 9.30, dando paso al debate del último eje: Nosotras en nuestras identidades rebeldes y en nuestros cuerpos insumisos.
La utilización, e incluso la expropiación de los cuerpos de las mujeres o la imposición de un modelo de cuerpo y un modelo de la relación heterosexual fueron debatidos y cuestionados tanto en torno a ponencias como en talleres.
El debate sobre la prostitución, que se sospechaba tenso y complejo, fue llevado a cabo con talante y buen ánimo. Las posturas en favor de la regularización de la prostitución o su abolición centraron el debate, aunque las dos corrientes se dieron la mano a la hora de sub-rayar la necesidad de dar la palabra a las trabajadoras del sexo y conocer así su posición.
La oradora de la organización Lanbroa inventarió numerosos datos que unían la práctica de la prostitución con la inmigración y la pobreza, lo que le llevó a asegurar que ésta práctica nunca es una opción libre. Defendió la abolición de la prostitución al entender que la regularización acarrea apuntalar un sistema de explotación contra las mujeres.
Mass-Medeak sin embargo, quiso hacer hincapié en asegurar que tanto la abolición como la regularización no son los ejes de discusión e instaron a ir más allá de estas posturas, que a su entender limitan el debate.
Desde el público fueron muchas las que alzaron la voz para defender la regularización, argumentado que con ello se ayudará a mejorar sus condiciones laborales y criticaron la abolición, equiparándola a poner a las trabajadoras del sexo en manos de mafias y policías...
La utilización, e incluso la expropiación de los cuerpos de las mujeres o la imposición de un modelo de cuerpo y un modelo de la relación heterosexual fueron debatidos y cuestionados tanto en torno a ponencias como en talleres.
El debate sobre la prostitución, que se sospechaba tenso y complejo, fue llevado a cabo con talante y buen ánimo. Las posturas en favor de la regularización de la prostitución o su abolición centraron el debate, aunque las dos corrientes se dieron la mano a la hora de sub-rayar la necesidad de dar la palabra a las trabajadoras del sexo y conocer así su posición.
La oradora de la organización Lanbroa inventarió numerosos datos que unían la práctica de la prostitución con la inmigración y la pobreza, lo que le llevó a asegurar que ésta práctica nunca es una opción libre. Defendió la abolición de la prostitución al entender que la regularización acarrea apuntalar un sistema de explotación contra las mujeres.
Mass-Medeak sin embargo, quiso hacer hincapié en asegurar que tanto la abolición como la regularización no son los ejes de discusión e instaron a ir más allá de estas posturas, que a su entender limitan el debate.
Desde el público fueron muchas las que alzaron la voz para defender la regularización, argumentado que con ello se ayudará a mejorar sus condiciones laborales y criticaron la abolición, equiparándola a poner a las trabajadoras del sexo en manos de mafias y policías...