Un glaucoma se llevó la vista de Stella a los 16 años. Al morir su madre, esta joven angoleña decidió salir del país en busca de un lugar donde su discapacidad no fuera un freno para llevar una vida autónoma. Llegó al aeropuerto de Barcelona con 22 años y tan sólo 9 euros en el bolsillo. Hoy estudia cuarto de Derecho y busca empleo.
"Tengo la ilusión de ser una persona independiente, autosuficiente."
"Cuando conseguí mi primer trabajo fue como la lucecita al final del túnel. Pensé: 'si ha llegado éste, otros llegarán'."
"En mi país hay una expresión que es: estamos siempre subiendo, siempre para arriba."