2011-04-27

El orgasmo como examen-Mónica Quesada Juan

FUENTE: PIKARA
Como ya hablábamos en otro artículo, las personas somos un conglomerado bio-psico-social y en el tema del orgasmo no iba a ser menos. La duda sobre si se ha tenido o no un orgasmo es muy habitual tanto en terapia como en talleres, pues no siempre nuestras sensaciones coinciden con lo que hemos visto que tiene que ser.
Endiosar el orgasmo como meta de las relaciones sexuales genitales provoca que el proceso por el que se llega sea menospreciado,y a menudo hace que no aparezca
Endiosar el orgasmo como meta de las relaciones sexuales genitales, ya sea en pareja o en solitario, provoca que el proceso por el que se llega sea menospreciado, evaluando la relación en función de la presencia o ausencia del orgasmo. Es decir, se convierte en el evaluador de las relaciones. Muchas parejas pueden estar pasándolo de lujo en un encuentro pero, si llega un punto en el que no se produce el orgasmo, todo lo anterior desaparece, instalándose una sensación de derrota. Esta persecución del orgasmo como único fin muchas veces provoca lo contrario, es decir, que no aparezca. Y no nos acordamos que el orgasmo nunca viene cuando se le llama, sino donde escucha la fiesta. La valoración, para que nos sea beneficiosa, es aconsejable hacerla desde cómo lo disfruto. Simplemente con sentirlo y disfrutarlo, ya se ha llegado al “fin”.
Un error muy común es equiparar placer y orgasmo, cuando en realidad el orgasmo es una parte del placer, pero no todo. Placer englobaría, en el caso de las relaciones sexuales genitales, todo el proceso, pudiendo o no haber orgasmo. Pero el placer sí está.
El orgasmo se produce por una serie de procesos tanto corporales como mentales. La respuesta biológica viene determinada por los estímulos generados en la fase de excitación, pudiendo ser éstos físicos o/y mentales. Así se produce una reacción refleja provocada por los mensajes enviados a la médula por los músculos pélvicos y genitales cuando llegan al máximo de tensión por la cantidad de sangre acumulados en ellos. Esta reacción nerviosa provoca de 3 a 10 contracciones en la musculatura pélvica con un intervalo de 8 décimas de segundo entre cada una. En el caso del hombre puede ir acompañado de la eyaculación, pero no siempre.
En la vivencia del orgasmo influye la cultura en la que nos desarrollamos. Por ejemplo, una mujer puede tener un orgasmazo estimulando su clítoris y menospreciarlo por creer que los “correctos” son los ligados a la penetración
Por otra parte, en la vivencia del orgasmo influye la cultura en la que nos desarrollamos. Todas las creencias aprendidas culturalmente influyen directa o indirectamente en nuestra vivencia de la sexualidad. Un reflejo claro de ello es el enfoque sobre las problemáticas femeninas y masculinas en torno a la sexualidad. Las disfunciones orgásmicas femeninas se enfocan desde las causas, buscando el origen de la ausencia orgásmica en las mismas. Mientras que las disfunciones orgásmicas masculinas lo hacen desde el punto de vista temporal, hablando de eyaculación precoz o retardada. ¿Y qué provoca esto? Que se limite todo un espectro a mínimos, es decir, no se habla apenas de mujeres que tengan orgasmos rápidos, ni de hombres que eyaculen pero no tengan orgasmos. Así se limitan de nuevo nuestras vivencias puesto que, al no estar contempladas culturalmente, se asume con la sensación de ser una persona rara… Cuando en realidad pueden existir muchísimos casos como el nuestro.
Y dentro de esta visión entra también si sentimos que el orgasmo ha sido el correcto o no. Es decir, en el caso de las mujeres, pueden tener unos orgasmazos increíbles mediante la estimulación del clítoris, pero los menosprecian porque piensan que debería ser mediante la penetración vaginal, cuando en realidad no existen 2 tipos de orgasmos. El orgasmo SIEMPRE es el mismo, sólo cambia el lugar de estimulación. En el caso de los hombres, pueden también tener un orgasmo increíble, pero si están preocupados por la duración, pueden llegar a no sentirlo por la ansiedad de adelantarse a lo que consideran correcto… cuando en sexualidad no hay nada correcto o incorrecto.

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