2010-09-25

"La palabra feminismo sigue dando miedo" ENTREVISTA: AMELIA VALCÁRCEL Filósofa y feminista

FUENTE: EL PAIS

Amelia Valcárcel (Madrid, 1950) estudió Filosofía en las universidades de Valencia y Oviedo. Autora de varios libros, como Feminismo en el mundo global, y ex directora de la revista Leviatán, actualmente es consejera de Estado, vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado, catedrática de la UNED y miembro del jurado del Premio Príncipe de Asturias.

Pregunta. ¿Cuál es la situación actual de la mujer?
Respuesta. Es una situación de ciudadanía, de tratar de incorporarla a la ciudadanía como una realidad. Las mujeres en Occidente intentan ser ciudadanas de pleno derecho. La mayoría lo consiguen en los términos para los que están preparadas.
P. ¿Y más allá de Occidente?
R. En muchos otros lugares las situaciones pueden ser, incluso, desastrosas. En algunos sitios es definitivamente el infierno.
P. ¿Cómo percibe la sociedad el feminismo?
R. De dos maneras. Se asumen correctamente las nuevas posiciones de la mujer, pero la palabra feminismo aún sigue dando miedo. Se entiende que tu hija quiera ser ingeniera o que una prima se divorcie, pero la palabra que está detrás de las conquistas todavía produce temor al estar viva. Si me refiriera a John Locke nadie temería, pero si dijera feminismo se pensaría: ¿qué vendrá ahora?
P. ¿Puede tener el feminismo una connotación negativa?
R. Creo que no. En todo movimiento político, y más si es tan amplio como este, los extremos son perjudiciales, pero el feminismo es tan pacífico que nunca ha producido víctimas. Pero lo que realmente me interesa a mí es la situación planetaria de las mujeres, que no está resuelta.
P. ¿Qué opina de la polémica del burka?
R. Todas las sociedades que conocemos han mantenido la jerarquía entre varones y mujeres, una jerarquía que se significa. Los signos de la inferioridad femenina no están ocultos y existen en todas las sociedades.
P. Entonces, ¿qué sucede?
R. Lo que pasa es que convivimos en este momento con minorías que traen su propia normativa y son sumamente refractarias a cambiarla. Hay que hacer un análisis muy minucioso para saber lo que pasa y tener posiciones claras y entendibles. Nuestras democracias son sociedades abiertas y tolerantes, pero esto que nos hace fuertes es a veces nuestro bloqueo. Por lo tanto, desde mi punto de vista no debe ser tolerado ningún signo en el ámbito público que realmente discrimine a la mujer, ni por razones religiosas, ni por motivos culturales.
P. ¿Ha logrado el feminismo cambiar el lenguaje?
R. El feminismo está implicado en muchos cambios. Gracias a las nuevas posiciones de las mujeres hay palabras que han cambiado o se han aceptado. Una compañera que ha sido alcaldesa, al licenciarse puso "abogada" en sus tarjetas. Un catedrático conservador que era su colega le dijo que lo cambiara. Entonces, mi amiga le instó a que rezara la Salve. Lo hizo y pronunció: "Abogada nuestra". ¿Ves?
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