2010-06-22

«Los cuentos tradicionales son sexistas». Entrevista a Antonia y Dori Santolaya, ganadoras del ’Premio Apel.les Mestres’


Las hermanas Antonia y Dori Santolaya Ruiz-Clavijo forman un dúo de autoras de libros infantiles muy notable. La primera, y la mayor, Antonia, que se ocupa de la ilustración, ha trabajado para editoriales como Anaya y SM, y también es la dibujante del nuevo cuento Las cosas que le gustan a Fran de Berta Piñán.

Dori, periodista y colaboradora de diversas oenegés, es la artífice de las historias. Juntas ya recibieron el ’Premio Apel.les Mestres’ por Las damas de la luz (Destino, 2000) y ahora presentan el cuento La niña de la luna, título con el cual se estrena la editorial Hotel Papel y su colección ’Violeta Infantil’.

- Se anuncia que el libro está alejado de los «estereotipos sexistas». ¿Cuáles son esos estereotipos?

- Casi todos los cuentos tradicionales están cargados de estereotipos sexistas que enseñan a los niños y niñas cómo deben comportarse a su sexo. Suelen incorporarse de forma inocente, ingenua e incluso divertida y, por eso, pasan desapercibidos a madres, padres y personal docente. Es lo que hemos visto siempre, lo que se relataba en los cuentos que nos leían y el reflejo de la realidad desigual que nos rodea. Los tenemos asumidos y asimilados como algo normal, producto de nuestra propia cultura machista. No es casualidad que en los cuentos las brujas aparezcan como figuras malvadas y los magos como seres inteligentes y buenos; que los príncipes valientes salven a las princesas sumisas; que la figura de la maldad se represente por madrastras (en femenino); que los niños siempre tengan que ser valientes, emprendedores, mientras que las niñas sean simples, bonitas, temerosas, obedientes...

- Por tanto, su cuento es aún más didáctico de lo habitual en la literatura infantil.

- Lo que no es habitual en la literatura infantil es la propuesta de la editorial Hotel Papel, que apuesta por la publicación de cuentos no sexistas y con valores positivos, impresos con cuidado y con ilustraciones brillantes: cuentos con protagonistas femeninas, los cuentos en los que las niñas son las heroínas y no las princesas, ni las amigas buenas que ayudan pero a las que nunca se les ocurren las ideas. Cuentos en los que las niñas no sean las lloronas o las temerosas, las obedientes o las chivatas, que hagan de mamás o cuidadoras. También hay pocos cuentos en los que los niños jueguen a las cocinitas, o sean tímidos y poco activos, en los que sigan a una niña en sus aventuras, en los que los príncipes sean salvados por las princesas. Y lo mismo ocurre con los papeles que se les dan en los cuentos a las mamás y los papás, las abuelas o los abuelos, las brujas, los reyes, etc.

- ¿Se escribe pensando en ello o es algo que se añade tras la idea original?

- Cuando yo me planteo escribir un cuento pienso en un tema que quiero tratar, un valor que me interese resaltar o potenciar, porque no hay que olvidar que en todas las historias que se cuentan se lanzan mensajes, intencionada o involuntariamente. Luego le doy forma con elementos del imaginario infantil, elementos fantásticos y atractivos para los niños y niñas que me rodean y también para la niña o niño que todos llevamos dentro.

- ¿Y qué cuenta el cuento?

- Es la historia de una niña aventurera que persigue su sueño y que con voluntad y la ayuda de sus amigos lo consigue.

- El tándem entre hermanas debe facilitar el trabajo, ¿es así?

- Para mí sí, porque voy sobre seguro. Me encantan los dibujos de mi hermana Antonia, me da confianza saber que ella recoge el relato y lo llena de vida, lo engalana brillantemente con colores y detalles que, sin duda alguna, lo engrandecen y enriquecen.

- Antonia tiene una trayectoria más dilatada como dibujante que usted como escritora, ¿empuja la primera a la segunda?

- Así es. Ella es la que me pidió el primer cuento que publicamos juntas, Las damas de la luz, y la que me impulsa a seguir escribiendo.


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