FUENTE: VIDA SOLIDARIA
Ianire Estebanez
Psicóloga especializada en violencia de género en parejas jóvenes, afirma que hay un maltrato sutil que aún cuesta identificar y nos desgrana en esta entrevista algunas alertas importantes.
Ianire Estebanez trabaja en el Servicio de Mujer del Módulo Psicosocial de Deusto-San Ignacio y en la consultora sobre violencia de género Sortzen. Además combina sus actividades profesionales con otra de sus pasiones: los blogs. En 'Eva saca la roja' y 'Mi novio me controla lo normal', denuncia las modas que esclavizan a las mujeres, desmitifica el modelo de historia de amor al uso y ofrece claves para el empoderamiento de las nuevas generaciones de chicas.
"Existe una violencia más psicológica que física muy relacionada con el control que las chicas saben que no es correcta pero que justifican dentro de la dinámica del amor, por llamarla de alguna manera. 'Los chicos son así', 'a mis amigas también les pasa', 'en el amor hay que renunciar'. Frases que parecen sacadas del siglo pasado pero que se siguen usando hoy en día como algo de lo más normal. Tres cuartas partes de las chicas no perciben la violencia de género como tal".
"Yo creo que tienen claro que es la violencia física. Cuando un hombre pega, maltrata o tira por el balcón a una mujer no hay dudas. Pero hay un tipo de maltrato más sútil que ellas creen que tiene que ver con las relaciones de pareja. Cuando un chica acaba siendo 'la novia de...', por ejemplo, porque poco a poco ha perdido todas sus relaciones de amistad. Se sigue reproduciendo esa regla antigua de que el marido está por encima de la mujer".
-¿Sigue fallando la educación? ¿Se nos sigue educando a las mujeres para estar pendientes de otros?
"Se nos sigue educando para cuidar y para gustar al otro. 'Pórtate bien, sé buena chica. No te muevas tanto que llevas falda'. Parece que desde pequeñas tenemos que aprender que para ser buenas chicas no podemos hacer lo que nos de la gana. Y sobre todo, a las mujeres nos educan para buscar el amor como si fuese lo más importante de nuestra vida. Ser chico, joven y sin pareja es guay. Ser chica, joven y no tener pareja es sinónimo de rara y difícil. Es curioso porque las chicas creen que es amor el hecho de que sus novios las llamen continuamente al móvil para saber qué hacen y, sin embargo, al contrario, los chicos tienen claro que es una forma de control.
-¿A parte de la educación, qué otros factores influyen? Estoy pensando en todos esos estímulos externos: vídeos musicales, series de televisión, películas de cine que no es que ofrezcan ejemplos de roles muy igualitarios.
"Sí, en ese sentido, la cultura es esclavizante para nosotras. Solo hay que echar un vistazo a la industria de la moda. Casi todo lo que se pone una chica joven es para gustar al otro. Nos ponemos tacones con los que casi no podemos andar con tal de agradar al otro. Estamos tan habituadas a vernos en el ojo del otro que no nos damos cuenta. Y si ves vídeos, películas o escuchas canciones, te das cuenta de la presión que existe para renunciar a todo por amor o ser la más sexy del mundo. Pero cuidado, porque tampoco puedes ser calificada de 'guarrilla' o 'abrefácil'. Estos son términos que siguen utilizando los chicos.
-Me está pintando una juventud un tanto antigua, casi como nuestros padres, en algunos sentidos.
"Es que son muy clásicos. A las chicas que se acuestan con quien quieren se les sigue catalogando como putas. Es así de triste y denota una clara falta de libertad sexual"
-Hemos hablado de cultura, educación, roles imperantes. Siempre tengo la impresión de que a veces parece como si la mujer tuviese que asistir impávida a una realidad que no puede cambiar. ¿Qué grado de responsabilidad tienen las chicas jóvenes en su propia transformación?
"Los roles están muy marcados. O puta o santa. Y aunque no son inamovibles, están tan normalizados que cuesta darse cuenta de que se pueden hacer las cosas de otra manera. Y luego está el hecho de que ninguna adolescente quiere ser la rara, sino la guay y para eso hay que aceptar el rol femenino imperante. El problema principal es que no se pueden cambiar las cosas hasta que no vemos que algo falla, hasta que no nos damos cuenta de que el mundo nos pone en una posición por el hecho de ser mujer".
-Para que las chicas jóvenes se enteren, ¿qué señales de alarma le estarían diciendo que no está en una relación de noviazgo sana, de igual a igual?
"La señal de alarma más clara es cuando la chica pierde el círculo de amistad o las aficiones que tenía antes de empezar a salir con el chico. Otra señal peligrosa son los celos que conllevan decirle que no hable con otros chicos o con un ex, por ejemplo. El control de la forma de vestir o llamar continuamente para saber dónde está y qué hace también debería ponerles en alerta. Y algo que está muy normalizado es pensar que lo que le pasa son 'chorradas de chicas' o no pedirle perdón o quitarle importancia. Puede que sea una violencia más pasiva que otras, pero es igual de grave. Y últimamente está muy de moda hacer 'pruebas de amor' que, en realidad son chantajes emocionales...
-¿Sigue fallando la educación? ¿Se nos sigue educando a las mujeres para estar pendientes de otros?
"Se nos sigue educando para cuidar y para gustar al otro. 'Pórtate bien, sé buena chica. No te muevas tanto que llevas falda'. Parece que desde pequeñas tenemos que aprender que para ser buenas chicas no podemos hacer lo que nos de la gana. Y sobre todo, a las mujeres nos educan para buscar el amor como si fuese lo más importante de nuestra vida. Ser chico, joven y sin pareja es guay. Ser chica, joven y no tener pareja es sinónimo de rara y difícil. Es curioso porque las chicas creen que es amor el hecho de que sus novios las llamen continuamente al móvil para saber qué hacen y, sin embargo, al contrario, los chicos tienen claro que es una forma de control.
-¿A parte de la educación, qué otros factores influyen? Estoy pensando en todos esos estímulos externos: vídeos musicales, series de televisión, películas de cine que no es que ofrezcan ejemplos de roles muy igualitarios.
"Sí, en ese sentido, la cultura es esclavizante para nosotras. Solo hay que echar un vistazo a la industria de la moda. Casi todo lo que se pone una chica joven es para gustar al otro. Nos ponemos tacones con los que casi no podemos andar con tal de agradar al otro. Estamos tan habituadas a vernos en el ojo del otro que no nos damos cuenta. Y si ves vídeos, películas o escuchas canciones, te das cuenta de la presión que existe para renunciar a todo por amor o ser la más sexy del mundo. Pero cuidado, porque tampoco puedes ser calificada de 'guarrilla' o 'abrefácil'. Estos son términos que siguen utilizando los chicos.
-Me está pintando una juventud un tanto antigua, casi como nuestros padres, en algunos sentidos.
"Es que son muy clásicos. A las chicas que se acuestan con quien quieren se les sigue catalogando como putas. Es así de triste y denota una clara falta de libertad sexual"
-Hemos hablado de cultura, educación, roles imperantes. Siempre tengo la impresión de que a veces parece como si la mujer tuviese que asistir impávida a una realidad que no puede cambiar. ¿Qué grado de responsabilidad tienen las chicas jóvenes en su propia transformación?
"Los roles están muy marcados. O puta o santa. Y aunque no son inamovibles, están tan normalizados que cuesta darse cuenta de que se pueden hacer las cosas de otra manera. Y luego está el hecho de que ninguna adolescente quiere ser la rara, sino la guay y para eso hay que aceptar el rol femenino imperante. El problema principal es que no se pueden cambiar las cosas hasta que no vemos que algo falla, hasta que no nos damos cuenta de que el mundo nos pone en una posición por el hecho de ser mujer".
-Para que las chicas jóvenes se enteren, ¿qué señales de alarma le estarían diciendo que no está en una relación de noviazgo sana, de igual a igual?
"La señal de alarma más clara es cuando la chica pierde el círculo de amistad o las aficiones que tenía antes de empezar a salir con el chico. Otra señal peligrosa son los celos que conllevan decirle que no hable con otros chicos o con un ex, por ejemplo. El control de la forma de vestir o llamar continuamente para saber dónde está y qué hace también debería ponerles en alerta. Y algo que está muy normalizado es pensar que lo que le pasa son 'chorradas de chicas' o no pedirle perdón o quitarle importancia. Puede que sea una violencia más pasiva que otras, pero es igual de grave. Y últimamente está muy de moda hacer 'pruebas de amor' que, en realidad son chantajes emocionales...