"Animamos a las mujeres a que denuncien a sus maltratadores. Pero si no somos capaces de darles protección corren el riesgo de ser asesinadas", dice con preocupación Zuriñe del Cerro, del colectivo Lanbroa, que lleva años luchando por visibilizar esta lacra social que no cesa.
A Zuriñe del Cerro, feminista convencida, que trabaja desde que tiene uso de razón por lograr no sólo la igualdad de oportunidades entre ambos sexos, sino también la igualdad, le llama la atención que los medios de comunicación reflejen extrañados el descenso del número de denuncias entre mujeres maltratadas. "Tienen miedo; es lógico. Los datos nos demuestran que si denuncias, luego te matan".
¿Qué falla para que las mujeres se desanimen a la hora de denunciar?
Que no se sienten lo suficientemente protegidas. Las denuncias han hecho que la sociedad palpe y vea que existen agresiones sobre las mujeres; hace unos años la sociedad no era consciente de la existencia de esta violencia. Lo hemos tenido que visibilizar, pero la denuncia debe ir acompañada de protección. Si las personas amenazadas por otros terrorismos tienen todas escoltas, ¿por qué no estas mujeres?
El maltrato y la violencia de género en sus formas más terribles persiste. ¿Qué se nos escapa?
Está fallando el sistema educativo que en estos años no ha cambiado tanto como hubiera sido necesario. Además, para atajarla hay que saber y tener muy claro cuáles son las causas reales por las que se produce.
¿En el trasfondo de la violencia de género se encuentra la situación de desigualdad de las mujeres?
Sí. Hay una jerarquización en la sociedad, lo que llamamos el patriarcado; la dominación de los hombres sobre las mujeres. El origen de la violencia sobre las féminas surge de su remanente desigualdad de poder económico y social.
¿La desvalorización del trabajo de las mujeres es una realidad?
Así es. En el siglo XXI, en los libros de texto es difícil encontrar las aportaciones de los niveles -en matemáticas, filosofía, medicina...- Esta omisión es también violencia contra las mujeres. Y no es que los niños sean peores que las niñas. Lo que se refleja en los libros es que ellas tienen una baja autoestima porque nunca hacen nada; ellos tienen una actitud prepotente porque son los que hacen todo.
Pero tenemos unas leyes de igualdad muy progresistas.
Sí. Las leyes sobre el papel están muy bien, pero la realidad cotidiana nos indica que la discriminación y la violencia no sólo están ahí sino que continúan imparables.
¿Y la ley de Violencia de Género no está siendo efectiva?
Lo que ha hecho es desmovilizar a las mujeres. Hay que dejar claro que, aunque los hombres se sumen a la elaboración de estas leyes, son los movimientos de mujeres los protagonistas de los cambios y las luchas a favor de las mujeres.
¿No es un fracaso social que los maltratadores cada vez sean más jóvenes?
Sí. Los agresores ya no pertenecen a la generación de nuestras abuelas. Son chicos de entre 25 y 40 años y cada vez la edad baja más. Lo cual quiere decir que hay algo que no se ha cambiado estructuralmente y no vamos por buen camino. Hay cosas que las chicas jóvenes tampoco están entendido bien.
¿Cuáles?
Muchas jóvenes se igualan a los chicos en los aspectos negativos y no en los positivos. Y es que cuando hablamos de que una cosa está mal para los chicos, también lo está para las féminas. En la trayectoria histórica y social, continúa la percepción de que el varón es el que hace el trabajo valorado, mientras que el de la mujer es secundario. Por eso, que no se reconozcan las aportaciones de las mujeres en todos los campos y la importancia del trabajo doméstico y reproductor es otra forma de violencia.
Las ayudas a los maltratadores. ¿Qué opina de ellas?
Estoy a favor siempre que no se deje abandonadas a las víctimas. Se está invirtiendo mucho dinero y los resultados son nulos. ¿Alguien se plantea reinsertar a presos de ETA? Se les dice que como matan su sitio es la cárcel y protegen a las víctimas. Con esta violencia hacia las mujeres hay que dejar de ser hipócritas y empezar a darles valor. Ofrecerles la autoridad y la dignidad que se merecen.
