La escuela, como institución social y educativa, tiene un importante papel en el proceso de formación de estos valores, de hábitos, actitudes y comportamientos que faciliten la convivencia de las personas. Por ello, la escuela, como señala Santos Guerra (1994), ha de ser un espacio donde se recree la cultura, no sólo donde ésta se transmita de forma mecánica y acrítica.
...la LOGSE señala que la educación debe tener como objetivo primero y fundamental “proporcionar a los niños y a las niñas, a los jóvenes de uno y otro sexo, una formación plena, que les permita conformar su propia y esencial identidad, así como construir una concepción de la realidad que integre a la vez el conocimiento y la valoración ética y moral de la misma”. En el preámbulo se incide en el papel que tiene la educación en el avance en la lucha contra la discriminación y la desigualdad, sean por razón de nacimiento, raza, sexo, religión u opinión, tengan un origen familiar o social, se arrastren tradicionalmente o aparezcan continuamente con la dinámica de la sociedad. Sin embargo, la discriminación por razones de sexo no tiene el mismo carácter que la discriminación social. Podemos afirmar que “el sexismo no es algo explícito. Lo llevamos incorporado en nuestra cultura y en nuestra visión del mundo, y, prácticamente lo reproducimos en nuestras relaciones cotidianas” (Bonal, 1997:16)