Declaración de la Marcha Mundial de las Mujeres
Día Internacional de las Mujeres 2012
Este
8 de marzo, nosotras, las mujeres de la Marcha Mundial de las Mujeres,
seguimos marchando, resistiendo, y construyendo un mundo para nosotras,
los otros, los pueblos, los seres vivientes y la naturaleza. Estas
acciones continúan enfrentándose a los embates del paradigma mortal del
capitalismo con sus falsas salidas a las crisis y de una ideología
fundamentalista conservadora.
Vivenciamos
un crisis del sistema capitalista, racista y patriarcal que, para
sostenerse, impone brutales “medidas de austeridad” que obligan a
nosotras, los pueblos, a pagar por una crisis que no hemos provocado:
son recortes presupuestarios de todos los servicios sociales,
disminución de salarios y de pensiones, estimulo a guerras y avance de
la mercantilización de todas las esferas de la vida. Nosotras las
mujeres pagamos el precio más alto: somos las primeras que seremos
despedidas y que, además de las tareas domésticas más habituales, somos
obligadas a asumir las funciones antes cubiertas por los servicios
sociales. Tales medidas cargan el peso de la ideología patriarcal,
capitalista y racista y son expresión de políticas de incentivo para que
volvamos a la casa, que estimulan además el avance de la prostitución y
la venta de las mujeres, el aumento de la violencia contra nosotras, el
trafico y las migraciones.
Denunciamos
la continua imposición de acuerdos de libre comercio, que intentan
transformar los bienes comunes como la salud, la educación y el agua en
mercancías, y generar un mercado de explotación de la mano de obra
barata en los países del sur. Rechazamos la cultura del consumo que va
empobreciendo más las comunidades, generando dependencia y exterminando
las producciones locales.
Nos
solidarizamos con las mujeres en lucha en Europa, especialmente en
Grecia pero también en Portugal, Galicia, Estado Español, Italia y
Macedonia, que se están organizando para resistir la ofensiva neoliberal
y retrógrada promovida por las instituciones financieras y políticas, y
sus propios gobiernos, a servicio de intereses de las corporaciones
transnacionales. Nos solidarizamos también con todas las mujeres del sur
que enfrentan hambrunas, empobrecimientos, esclavitud laboral y
violencia pero que siguen construyendo su resistencia.
Denunciamos
el avance de la militarización en todo el mundo como estrategia de
control de nuestros cuerpos, vidas, movimientos y territorios y garantía
para la neocolonización, el nuevo saqueo y apropiación del capital
sobre los recursos naturales y la manutención del enriquecimiento de la
industria armamentista en frente a la crisis. Constatamos con temor la
amenaza de retorno de lo militarismo y del autoritarismo como valores en
la sociedad en distintos países alrededor del mundo, como en: el Medio
Oriente, en Tunicia, Libia y Egipto, donde las mujeres y los pueblos
continúan a luchar contra todo tipo de dictadura fundamentalista y por
verdadera democracia; en Palestina donde las mujeres luchan contra el
colonialismo y el sionismo en diversos países Africanos – como en
Senegal donde el gobierno se utiliza de la fuerza del ejercito por
intereses electorales, o en Mali donde grupos armados aterrorizan la
populación civil en su lucha por controle da la región norte; en
Honduras, México, Guatemala y Colombia donde hay procesos de
re-militarización; y en diversos países en Asia-Oceanía donde refuerzan
la presencia de las tropas militares de Estados Unidos.
Nos
solidarizamos con las mujeres y los pueblos en resistencia y lucha en
todos los territorios que están en guerra, bajo control militar y en
riesgo de serlo, o viviendo los impactos nefastos de una presencia
militar extranjera. A pesar de ello, nosotras las mujeres continuamos
defendiendo nuestro territorio, cuerpo y tierra de la explotación de los
ejércitos regulares e irregulares, estatales y privados.
Denunciamos
la estrategia concertada de los medios de comunicación globalizados que
busca revitalizar los dogmas y valores conservadores y que ponen en
riesgo los logros o avances de las mujeres en el mundo. Se cierran
espacios de participación, se criminaliza la protesta, y se cercea el
derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Nuestra autodeterminación
reproductiva está amenazada donde la hemos conquistado, como, por
ejemplo, en diversos países de Europa (como en Portugal y España) y de
Norte América donde el aborto es legalizado, pero donde este derecho es
atacado en la práctica por cortes de los presupuestos públicos que
tienen como blanco los hospitales y los servicios de interrupción del
embarazo. En muchos otros países, como en América Latina y varios países
de Asia-Oceanía, las mujeres que abortan siguen siendo criminalizadas,
como en Brasil, Japón y Vanuatu. En México se legaliza el aborto en el
Distrito Federal y se criminaliza en el resto del país. En Honduras, la
píldora contraceptiva de emergencia ha sido prohibida. En Nicaragua, el
aborto mismo en situaciones de riesgo de vida para la madre o de
violación se convierte en un delito a través de una Reforma
Constitucional. Rusia sigue su ejemplo con la mujer del presidente al
frente de campañas para prohibir el aborto en cualquier situación.
Grupos auto-intitulados “pro-vida” defienden en realidad la muerte de
las mujeres, nos insultan y a las profesionales de salud en Norte
América, presionan en parlamento para rever la ley en Sudáfrica e
impiden cualquier discusión en Pakistán.
Nos
solidarizamos con todas las mujeres que continúan luchando y
enfrentando los embates de la policía, los servidores públicos y de la
justicia injusta, así como a las que enfrentan la violencia en su contra.
Frente
a estas situaciones, estamos en las calles, tenemos alternativas y las
estamos viviendo. Reiteramos que seguiremos fortaleciéndonos desde
nuestros cuerpos y territorios en resistencia y defensa de los mismos,
profundizando nuestros sueños de transformaciones estructurales en
nuestras vidas y ¡marchando hasta que todas seamos libres!
Llamamos
a la articulación de nuestros movimientos y a las alianzas con los
otros movimientos, pues solo así construiremos un mundo en libertad.
En el Mundo, 8 de marzo de 2012