LO QUE MÁS PREOCUPA AL PROFESORADO Y A LOS EXPERTOS ES EL "CONTROL" SOBRE LA CHICA

Los jóvenes, más concienciados, pero hay cierta "tolerancia" a comportamientos de "microviolencia", dice Pilar Labayen.

Casi un 5% (4,96%) de las adolescentes han vivido situaciones de maltrato en la pareja con cierta frecuencia y un 3,21% de los adolescentes reconocen haber ejercido situaciones de maltrato.

PAMPLONA. Por contra, un 76% de las adolescentes y un 65% de los adolescentes están "bien protegidas" frente a la violencia de género. Preocupan más el 19% de chicas y un 32% de chicos que justifican el sexismo y la violencia como reacción a una agresión porque ello implica una cierta "tolerancia" al maltrato. Son los datos que recoge el estudio realizado por Mª José Díaz-Agudo, de la Universidad Complutense de Madrid, titulado Igualdad y prevención de la violencia de género en la adolescencia, publicado en 2010 con la ayuda del Ministerio de Igualdad y el de Educación. Un informe que incorpora los resultados de 300 encuestas escolares en Navarra y que, si bien refleja una evolución "positiva", la existencia de este porcentaje de chicos y chicas que han vivido a edades "tan tempranas esas experiencias tan duras hace que se enciendan las alarmas porque nuestra meta debe ser erradicar la violencia de género", remarcó ayer Piluka Labayen Esteban, profesora del instituto de Zizur, invitada en las jornadas sobre especialización jurídica contra la violencia de género.

El aspecto que más preocupa y en el que se produce con mayor asiduidad maltrato en las jóvenes, dijo, es el "intento continuado de aislarlas de su entorno y, sobre todo, el control". Un control sobre las chicas que suele comenzar de manera más "sutil" con una vigilancia sobre la ropa y el cuidado personal, y que continúa con el control sobre amistades y aficiones. Y que se ejerce a través de llamadas continuas al móvil para saber qué está haciendo la pareja en todo momento, puede continuar en las redes sociales, sobre todo en Twenti "robando las claves o colgando vídeos en Youtube de carácter sexual; se inicia así una espiral que puede desembocar en otras violencias". Lo más "peligroso", según Labayen, es que existe una tendencia a considerar el control como "una prueba de amor", asevera quien lleva más de veinte años trabajando con jóvenes de 11 a 18 años. Hay que tener también en cuenta que la edad de inicio de las primeras relaciones de pareja es a los 14 años, y esta edad va reduciéndose año a año, destacó. Se está produciendo un "adelanto" en el comienzo de la adolescencia "muy llamativo, conductas y actitudes como maquillarse, salidas nocturnas, consumo de alcohol y drogas que no comenzaban hasta los 14 o 15 años se han adelantado a los 11 y 12".

Por otro lado, se considera la violencia de género únicamente como algo propio de "parejas adultas y asociado siempre a agresiones extremas, palizas y muertes, no un tema relativo a la adolescencia".

Lo que observan los profesores son, por ejemplo, grupos de chicos que se ponen encima de una chica para hacerle cosquillas y jugar cuando en realidad le están tocando el pecho o el culo... "No son actos de violación pero no podemos caer en decir que son chiquilladas, cosa de las hormonas, porque entonces el profesorado estaremos justificando que exista ese tipo de actos violentos", indica. Lo habitual es que el profesorado hable con el tutor y el tema se solucione porque "nuestros chicos y chicas sí que están muy concienciados". "Los pocos casos graves no han aumentado, las chicas denuncian más, aunque no dicen que son víctimas de malos tratos sino de bulling", precisa. Puso de manifiesto también que una investigación que se realizó el año pasado por el Consejo Escolar de Navarra sobre el menor rendimiento académico en chicos encuentra otros componentes como "la malentendida masculinidad, un falso rol que les perjudica". "Chavales que van mal en los estudios, que se sienten perdidos y una forma de autoafirmarse es sacar la agresividad, meterse con la autoridad, ser un poco rompedor y marginal...". Valoró también de forma positiva el programa Coeducando que se lleva implantando desde cinco años, así como el trabajo que realizan colectivos como Los buenos tratos. Pese a todo, quiso lanzar un mensaje positivo que "rompa la imagen falsa que asocia juventud con violencia e institutos públicos con conflicto".